La risa es una señal de buena salud psíquica y física para niños y mayores. A medida que crecen, el sentido del humor reflejará también una madurez mental y reforzará los lazos sociales. La risa hay que practicarla, fomentarla y disfrutarla.Todos comenzamos a reírnos desde edades muy tempranas. Primero se esbozan sonrisas de forma refleja. Luego, en respuesta a las personas que se acercan sonrientes haciendo cucamonas y emitiendo simpáticas sonrisas. Un niño sano ríe 300 veces al día. Sin embargo, a medida que crecemos y nos vamos llenando de recuerdos serios, la risa es cada vez más costosa. Como cualquier otro ejercicio, necesita ser practicado: cuánto más nos reímos más fácil es luego provocar la risa y viceversa. Además, a reír se aprende. Por eso, es muy recomendable, y estaremos favoreciendo a un desarrollo saludable del niño, si nos mostramos positivos ante la vida, sonrientes.
Los beneficios psicológicos que aporta el reírse son importantísimos, aparte de las hormonas que se generan en nuestro cerebro, simplemente una sonrisa puede cambiar un pensamiento negativo por otro positivo. Así que está en nuestras manos el ayudar lo máximo posible a nuestros niños para que sea lo más felices posible.
Crecer rodeado de un ambiente de positivismo, incluso ante las adversidades que pueden surgir en la vida, es un comportamiento de gran valía que el niño puede aprender desde pequeño, realizando este aprendizaje y fijándose en sus modelos referentes, sus educadores. Si desde pequeños se les enseña a mostrar las emociones y a expresarse, y además les damos ejemplo, cuando vayan creciendo, serán capaces con mayor facilidad de expresar sus sentimientos y de entender los de los demás.
La empatía es una capacidad de gran valía en el ser humano, cada vez se le está dando más importancia para entender cómo funciona nuestro cerebro, y para desarrollarla es conveniente que los niños desde las primeras etapas aprendan a diferenciar emociones, y entre ellas la risa es una de las más saludables.
Los efectos que produce la risa en el organismo son variados y muy positivos. Reír favorece la secreción de serotonina, una neurohormona con efectos calmantes, y también hace que nos sintamos mejor con nosotros mismos. Al reír, el cerebro hace que nuestro cuerpo segregue endorfinas, sedantes naturales del cerebro similares a la morfina; esas segregaciones que actúan como drogas naturales que circulan por el organismo, resultan cientos de veces más fuertes que la heroína y la morfina, además son gratuitas y no tienen efectos secundarios. Por eso cinco o seis minutos de risa continua actúan como un analgésico. Por otro lado, el proceso de liberación de endorfinas y neurotransmisores protegen al organismo de infecciones haciéndolo más resistente a las enfermedades y fortaleciendo el corazón. Reír levanta el ánimo e inmuniza contra la depresión y angustia. Potencia la creatividad y la imaginación pues cuando uno se ríe segregamos más adrenalina.
Algunos de sus efectos directos e inmediatos en el aspecto educativo son:
- Con humor se puede cambiar una pataleta por una situación menos frustrante y más positiva a nivel educacional.
- Desarrollamos su empatía, ya que para ser gracioso el pequeño primero tiene que ser observador, lo que le ayuda a entender las necesidades de otras personas. Esto le hará ser más popular y establecer lazos de amistad y evitará que otros niños se metan con él.
- Aumentamos su confianza y mejoramos su autoestima. “Hacer reír a alguien es siempre gratificante, y los que se ríen con nosotros demuestran admiración por lo que hacemos”, explica el doctor Louis Franzini. Multitud de estudios relacionan el sentido del humor infantil con una mayor autoestima.
- Fomentamos su inteligencia. Por una parte, la elaboración y repetición de bromas mejora su memoria y vocabulario, pero además desarrolla una manera de pensar más lateral y creativa, ya que el niño necesita cuestionar todo lo que le rodea y valorar si será divertido o no. Una inversión para su futura inteligencia emocional.
- Favorecemos su resiliencia (capacidad para sobreponerse al dolor emocional). Un niño con un sano sentido del humor aprende a sobreponerse a situaciones adversas más rápidamente (si alguien se mete con él, si le has castigado…), porque le será más fácil dar la importancia justa a las cosas. Se ha demostrado que los niños con sentido del humor aguantan mejor el estrés y las frustraciones.
- Mejoramos su salud. A nivel físico, el buen humor y la risa son unas de las mejores medicinas para el niño: aumentan la oxigenación, disminuyen cuadros alérgicos, fortalecen el sistema inmunológico al incrementar la cantidad de inmunoglobulina y células T en el torrente sanguíneo, ayudan al sistema linfático a drenar toxinas, reducen el riesgo de enfermedad cardiovascular en el futuro y relajan, algo importante en niños pequeños, porque todo lo que aprenden cada día los deja exhaustos.
- Etc.
Ya veis que son muchos los motivos por los que hemos de fomentar el buen humor y la risa en el aula y fuera de ella. Todo son beneficios.
¡¡¡¡¡ A reír!!!
Jaajajajaha
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